LA PRESIÓN DE UN DERBI. LA ATRIBUCIÓN CAUSAL DEL ÉXITO Y EL FRACASO
Estamos ante un Derbi, y no un derbi cualquiera, Atlético de Madrid – Real Madrid, uno de los partidos más esperados, con más espectadores y audiencia, y de los que más se les exige a los jugadores.
Han sido muchos los factores externos e internos que han intervenido en el partido, y que afectan al nivel de ejecución, así como estado psicológico de los jugadores. Algunos de ellos como: la presión que recae sobre delanteros como Griezmann por llevar cinco jornadas sin meter gol. Las altas expectativas por parte de la afición rojiblanca y del club por ganar en el Calderón. Elementos desestabilizadores como la actitud de algunos jugadores como Cristiano Ronaldo. La suerte, el arbitraje, etc.
Todos ellos son parte del juego y el equipo decide qué importancia quiere conceder a cada uno de ellos. En función del protagonismo que estos factores adquieran afectara más o menos al nivel de ejecución del jugador. Así como a la interpretación que el equipo haga del resultado.
¿DÓNDE PONEMOS EL FOCO CUANDO HABLAMOS DEL ÉXITO O DEL FRACASO DE UN PARTIDO? ¿A QUE ATRIBUIMOS EL FRACASO DEL ATLÉTICO DE MADRID?
Cuando hablamos de “atribución” de causa, nos referimos a la forma de interpretar los acontecimientos, encontrar las causas a los comportamientos, conductas o hechos. Existen tres categorías o tipos de causas:
Las relacionadas con la estabilidad: estables-inestables
Las relacionadas con el lugar de control: internas-externas
Las relacionadas con la posibilidad de control: controlables-incontrolables
Es habitual contemplar en ruedas de prensa o entrevistas, como muchos entrenadores y jugadores adoptan este patrón a la hora de atribuir causas al resultado de un partido.
Cuando se trata del éxito del equipo, las causas se atribuyen a factores internos y estables, que depende únicamente de ellos, como puede ser la habilidad, el talento, etc. Se hacen responsables del éxito.
Sin embargo, cuando ocurre lo contrario, y nos encontramos ante un fracaso, el equipo tiende a atribuir las causas a factores externos e incontrolables como la mala suerte, el penalti que nos pitaron, etc. La derrota se acusa a una causa externa a nosotros que se escapa de nuestro control y no nos hace responsables, y por tanto tampoco daña la propia autoestima.
Según la atribución que hagamos del éxito o fracaso de un partido, seremos o no responsables de nuestras buenas o malas jugadas. Tener un locus de control interno (creencia que cada uno tiene de su propia actuación o acciones) me permite tener la sensación de control y la posibilidad de mejorar mi actuación para obtener mejores resultados. Por el contrario, tener un locus de control externo, no me permite margen de maniobra ya que atribuimos tanto el éxito como el fracaso a causas externas a nosotros. No nos responsabilizamos.
Un entrenador con un locus de control interno, independientemente del resultado, es más eficaz ya que tiene la sensación de control sobre su actuación y la posibilidad de mejora para próximos partidos.