Nos encontramos en un mundo de cambios continuos, de mucha exigencia y competencia, en el cual, a pesar de ser talentoso, esforzarse y dar lo mejor de uno mismo a veces no es suficiente.
En el deporte asumimos muchas veces que la exigencia y la presión forman parte del juego y que la manera en la que los jugadores sacan lo mejor de sí mismos es ‘apretándoles’ y recordándoles aquello en lo que deben mejorar, o en lo que podrían conseguir y no han conseguido.
Sin darnos cuenta caemos en el error de pensar que les ayudamos, pero nos olvidamos de lo más importante; los equipos se construyen desde las fortalezas, no desde sus debilidades.
Comentar aquello en lo que se debe mejorar es necesario y útil, pero tiene su momento, y debe realizarse desde las fortalezas. No debe ocupar el papel central del discurso de un entrenador. Nosotros decidimos dónde queremos que nuestro equipo focalice la atención en un partido, si en lo que saben hacer y tienen, o en lo que no.
Como expresa Simeone, “hay que saber encontrar las virtudes del jugador y disimular sus defectos”, ya que como en ocasiones hemos visto, los partidos no los ganan los que mejor juegan sino los que más seguros están de lo que hacen.
Un jugador que confía en sus capacidades, se anticipa de forma positiva a la jugada, los riesgos y las presiones adquieren un papel secundario, da igual cómo le venga el balón, sabe que tiene que hacer con él, o sobreponerse ante un fallo e intentarlo de nuevo la próxima jugada. Sin embargo, un jugador talentoso que no confía en sus capacidades jugará con miedo, de manera conservadora para no perder el balón, y ante un imprevisto no se sobrepondrá. El ejemplo podemos verlo en jugadores que despuntan durante la temporada en un equipo, y son fichados por otro equipo para la siguiente, pero no consiguen rendir lo que se esperaba de ellos y entre otros factores se acusa a la pérdida de confianza en sí mismo y/o con el nuevo equipo.
Estamos acostumbrados a encontrarnos con jugadores que les cuesta reconocer sus propias fortalezas, pero tienen una lista de innumerables cosas que deben mejorar. La cultura deportiva debe hacer más hincapié en el desarrollo del talento y menos a la corrección de defectos, para conseguir jugadores seguros, sin limitaciones que luchen hasta el final con todo lo que tienen.
¿CÓMO PUEDO MEJORAR LA CONFIANZA EN MI EQUIPO?
- Reconocer las fortalezas de mi equipo nos hace más fuertes. Saber las fortalezas que tenemos nos ayuda a mirar alto, a pensar que es posible, a conocernos más como equipo.
- Realizar una buena planificación de la temporada con metas realistas y alcanzables, que den seguridad y estabilidad al equipo.
- Realizar tareas en las que predomine el éxito y no el fracaso. Uno de los aspectos de la confianza son las experiencias previas de los deportistas, si éstas han sido de frustración, no consigo que confíen en sus capacidades.
- Generar expectativas positivas y confianza en mi equipo. Crear expectativas positivas sobre una situación genera en el equipo ilusión, ganas y dirige la atención hacia aquello que se puede conseguir.
- Respetar los tiempos de descanso y las cargas de entrenamiento permite al deportista, sentirse bien consigo mismo y confiar en el método de entrenamiento.
- Saber gestionar los fallos de mi equipo para transformarlos en motivación. Centrar mi atención en lo que importa cada momento me ayuda a no darle importancia al fallo, animar a los jugadores y seguir motivados.
- Llevar una correcta alimentación y sentirnos bien físicamente ayudará a que tengamos sensación de incomodidad que lleva inseguridades.